viernes, noviembre 30, 2007

Carnaval de Brasil
de Andrés Calamaro

La musa es una sola musa
o es una serpiente de muchas cabezas,
los buscadores de promesas,
la tientan con cerveza,
si se va puede volver, el día menos pensado,
para darle su consuelo, al poeta mal hablado.

No son mujeres ausentes,
no son cuchillos en los dientes,
no son martes de carnaval de Brasil,
no son canciones urgentes,
no son asuntos pendientes,
no son martes de carnaval de Brasil.
Tristeza nao tein fim

Habrá que desenvainar las espadas del texto,
y escribir una canción aunque no haya algún pretexto,
y dedicársela al primero que pase caminando,
al que se quedó pensando, al que no quiere pensar,
al olvido selectivo, a la memoria perdida,
a los de los pedazos de vida que no vamos a perder… jamás.

No son mujeres ausentes,
no son cuchillos en los dientes,
no son martes de carnaval de Brasil,
no son canciones urgentes,
no son asuntos pendientes,
no son martes de carnaval de Brasil.

Pd.- http://www.youtube.com/watch?v=_7Md98P0A4M
Día 110, viernes

Soñé que bebía mucha agua y luego me despertaba a las cuatro de la mañana con sed. Después ya no podía dormir. Por alguna extraña razón, sentía que algo muy grande había pasado encima mío y yo sin darme cuenta. Tuve que vagar por toda la casa buscando una jarra con agua que nunca encontré, hasta verme a mí mismo tomando del caño y mirándome en el espejo. La vida está llena de misterios, me repetía mientras me dirigía a la cama a intentar dormir. (Creo que pasaban otras cosas en mi sueño, pero ya no lo recuerdo.)

jueves, noviembre 29, 2007

Día 109, jueves
Esta tarde dejé la ventana de mi cuarto abierta de par en par, para que se oxigene un poco del veneno para insectos, y cerré la puerta mientras bebía con unos amigos en el primer piso. Una vez que los despedí y subí a mi habitación, me di conque tenía visita. La luz de la calle caía sobre la cama alumbrando una escena estremecedora. Una persona muy bien vestida, con terno y con corbata negra, estaba sentada esperándome. Se presentó a sí mismo con mucha educación, explicando que venía para algo en particular, que desde hacía tiempo yo estaba trasgrediendo ciertas normas fundamentales. Le pregunté, muy molesto, de qué se trataba aquella broma, mientras lo empujaba contra la ventana esperando que desapareciera. "Escucha", me dijo bruscamente, explicándo que él sólo era el mensajero. "Los de arriba están muy molestos contigo, dicen que te burlas de los demás y que disfrutas consumiéndoles el alma". "No sé de qué hablas", le aseguré. El tipo con terno y con corbata se lo tomó con mucha calma, agachando la cabeza y pensando una buena manera de explicármelo, mientras yo me desvestía y me metía a la cama, con los ojos y la nariz irritados debido al veneno para insectos. "¿Haz visto Highlander, el inmortal?", me preguntó. "Sí", le dije. "Pues es algo así", me explicó él. Continuó hablando así toda la noche, reprochando mi estilo de vida y haciendo estúpidas comparaciones con series de televisión bastante pasadas de moda. La relación que yo tenía con mi jefe era algo así como "¿Quién manda a quien?" y con mis amigos era tipo "Los años maravillosos". Poco a poco fui quedándome dormido y a la mañana siguiente, cuando me desperté, la ventana seguía abierta y el hombre de terno había desaparecido.
Día 108, miércoles

Han seguido echando veneno para cucarachas y arañas por todo el segundo piso. A mí eso me hace mucho daño, probablemente porque una tarde, cuando era muy chico, jugué con mi abuela a que yo era un insecto y rocié baygón por todo mi cuerpo. Aquella es una escena de mi vida que no recuerdo bien, pero aún mantengo en mi memoria la imagen de todo dándome vueltas. Aquí, en mi casa, la gente dice que aquella vez terminé en la sala de urgencias de un hospital y que pude haber muerto. Yo soy consciente de que aquel recuerdo está relacionado con mi afición al alcohol, las drogas y la autodestrucción. Debo admitir también que estos días, por muy variadas razones, he estado bebiendo y fumando bastante. Sin ir muy lejos, hoy he estado bebiendo desde las tres de la tarde, bajo un sol agotador. Supuestamente lo hago porque acabo la universidad, pero sé que es una excusa. He pedido licencia en mi trabajo sólo porque puedo hacerlo, porque está dentro de mis posibilidades.

martes, noviembre 27, 2007

Día 107, martes

Tengo una amiga que es venezolana y que quiere huír de la reforma constitucional y del régimen de Chávez, quien se supone impulsa el 'socialismo del siglo XXI' (sic), por lo que planea dejar el país y venir a Lima. Ella vive en Maracaibo, que es una especie de puerto en la parte oriental de Venezuela que sale al océano Atlántico. Así que la caribeña quiere venir al Perú, donde además vive su novio, pero no sabe cómo. Piensa en que puede irse y pedir refugio en Colombia, ya que tiene cerca la frontera. Le digo que eso quedaría a pedir de boca, que ser una refugiada tiene mucho estilo, es decir, no eres una emigrante más: eres una refugiada. También le digo que tenga cuidado con la guerrilla de las FARC. Ella dice: "Es cierto, no lo había pensado". Así que decide venir de frente en avión, lo cual le quita bastante glamour pero es más seguro. "Venderé helados D'Onofrio, peruano", dice ella, afirmando que definitivamente debe ser un trabajo muy digno el de los heladeros y que ella no tiene problemas en trabajar de lo que sea. "Pasará lo que tenga que pasar, venezolana", le digo.
.......

Ahora analizemos cada palabra escrita por ella y saquemos una conclusión muy general, aplicable a cualquier persona.

lunes, noviembre 26, 2007

Día 106, lunes

Ahí estaba ella, sentada en la sombra que le ofrece el puesto donde trabaja. Tiene la cabeza gacha y se proteje del escaso sol del que es víctima con una gorra -que siempre me he animado a calificar de "anacrónica", pero que en realidad es más bien una gorra común y corriente, negra, con las letras de una marca de café intantáneo bastante comercial-. Yo la observo desde lejos, el segundo piso del edificio protegido por una enorme ventana rectangular. Se le ve bastante triste. Selecciona los barquillos con los que vende helado envolviendo su punta con una sevilleta blanca, lo que parece ser una tarea infinita y sin ningún desarrollo. Cuando bajo a hablar con ella tengo que esperar a que atienda a un par de clientes. Me saluda y se vuelve a sentar con aquella expresión triste o aburrida. Me cuenta un poco de sus hijas, siempre utilizando las mismas palabras y las mismas expresiones, mientras yo le digo cosas como: "Hoy no me provoca ir a trabajar". Las veces que le hablo para salir juntos ella me mira como si le estuviera hablando en otro idioma, a pesar de todo sonríe y se deja llevar por la idea. Antes de irme le comento que la estuve mirando desde el edificio con ventanas que desde afuera son como enormes espejos. Cuando me estoy alejando, no sé por qué, volteo y vuelvo a mirarla. Ella está sentada en la misma posición que antes, con los hombros caídos y su cuerpo en un estado perpetuo de contricción, mientras ordena los conos para helados y les coloca una pequeña servilleta blanca en la punta.

domingo, noviembre 25, 2007

.......

Recapitulando, leo a Stephen King y juro sentirme desolado sólo porque camino de madrugada con los sentidos alterados. No tendría problemas con combatir muertos vivientes -según la teoría de los sueños de Freud- y tengo terribles episodios paranóicos donde las mujeres que supuestamente "he amado" regresan para someterme a terribles y sádicas torturas. Según parece, acostumbro no cambiarme de ropa en días y esto es algo que se repite mucho en mi vida: en determinado momento dejo de cambiarme, cojo un mismo polo y pantalón durante semanas enteras. Ayer decidí que, si fuera un superhéroe, mi poder radicaría en no cambiarme de ropa en meses. Luego está la contradicción: aseguro que "he amado" a mujeres cuando es mentira. Nunca he querido a nadie que no sea a mí mismo. Ahí el drama de mi vida: soy incapaz de amar. Claro que sufro de cuadros obsesivos colpulsivos, sé lo que es el complejo de edipo y sé proyectarlo en las mujeres que conozco, pero eso no significa nada. Finalmente, lo único que me llevaría a la tumba sería la película de mi vida con los momentos que más me gustaría conservar, rotulada en una cinta enorme y redonda guardada en una de ésas latas que ya no se usan, donde solían transportar los largometrajes de cine a cine cuando aún no existía el formato digital. Aquella cinta se llenaría de hongos y se autodegradaría conmigo en mi lecho. Una parte importante en la película sería aquella donde una chica de 30 años me confesó, en medio de un montón de edificios de ladrillos rojos, que técnicamente no estaba divorciada. (Ahora, este mismo texto será resumido y adaptado a modo de trabalengua para ser repetido millones de veces por niños en edad pre escolar.)
Día 105, domingo

Una buena forma de darse cuenta de qué tan solo está uno en la vida es dedicarse a caminar y caminar por la madrugada, con la mirada perdida entre las luces que nos devuelve la ciudad, el movimiento y los sonidos: el iris de tus ojos se dilata al máximo y entra la mayor cantidad de luz posible. Uno piensa muchas cosas caminando de madrugada. Anoche yo tuve una idea para una serie de televisión dramática: esta era la historia de un chico que era incapaz de amar. Pensé que también podía ser una buena idea para explorar otro tipo de personalidades que me interesan: habría un personaje que sería el obsesivo compulsivo, habría otro con serias intensiones autodestructivas y uno que convive con la ilusión de algún día encontrar el amor. La idea de esta serie terminó cuando me vi a mí mismo caminando sin ningún motivo aparente por una ciudad llena de luces y sonidos.

sábado, noviembre 24, 2007

......

Dio vueltas y vueltas en la cama, esperando que las oscilantes sombras azules de los coches de policía aparecieran en su ventana, que alguien llamara pesadamente a su puerta y que una voz anodina y kafkiana ordenara a gritos: "¡Está bien, abra esa puerta!". Cuando al fin se quedó dormido, lo hizo sin darse cuenta, porque su pensamiento pasó de la meditación constante al desviado mundo de los sueños sin apenas interrupción, como un coche que sigue avanzando cuando se cambia de velocidad. Incluso soñando creyó estar despierto, y en aquellos sueños se suicidaba una y otra vez: se quemaba, se colocaba debajo de un yunque que había tirado de una cuerda, se ahorcaba, abría todas las espitas de la cocina a gas, se disparaba un tiro en la sien, se tiraba por la ventana, se arrojaba al paso de un autobús de la compañía Greyhound que avanzaba a toda velocidad, se tomaba un tubo de pastillas, se bebía un vaso lleno de desinfectante para el inodoro, se metía un recipiente de aerosol Glade Pine Fresh en la boca, apretaba el botón e inhalaba hasta que su cabeza se hinchaba y flotaba como el globo de un niño, se hacía el harakiri en un confesionario de St. Dom, confesando su suicidio a un atónito y joven sacerdote incluso en el instante en que sus entrañas se desparraman sobre el banco, ejecutando un acto de contricción con voz debilitada, rodeado por su propia sangre y los humeantes jugos de sus intestinos. Pero lo que veía con mayor nitidez, una y otra vez, era a sí mismo sentado tras el volante de la ranchera, acelerando un poco el motor en el garaje cerrado. Respiraba profundamente mientras ojeaba una revista de National Geographic, examinando imágenes llenas de vida en Tahití, en Aukland y en el Mardi Grass, en Nueva Orleans. Cada vez volvía las páginas con mayor lentitud hasta que el ruido del motor se desvanecía para convertirse en un lejano ronroneo y las verdes aguas del Pacífico lo inundaban cálidamente y lo arrastraban hacía sus profundidades plateadas.
"Carretera maldita" de Stephen King (Richard Bachman)
Día 104, sábado

Estaba perdido en un sueño donde planeaba atentar contra el sistema. (Hace unas noches tuve un sueño más loco aún, donde tenía que pelear contra alguna extraña raza de seres sobrenaturales que en realidad eran muertos vivientes que trataban de invadir la Enatru cuya ruta es la 76. Yo combatía a estos muertos vivientes con una carabina de aire comprimido que tengo guardada en el rincón más oscuro de mi habitación.) Cuando me desperté me di conque un olor a veneno para cucarachas había saturado el ambiente y que alguien había cerrado la puerta de mi cuarto. Me pregunté si habrían intentado asesinarme. Convine que tal vez no, pero que con seguridad algún día todas las mujeres que he amado organizarán una triste venganza.

viernes, noviembre 23, 2007

Día 103, viernes

Stephen King es el Balzac de nuestra época.

jueves, noviembre 22, 2007

Día 102, jueves

Lo tiene todo: 30 años, dos hijas, un ex esposo y un trabajo que casi odia. Le gustan los chicos jóvenes porque con ellos puede hablar de cualquier cosa. Es guapa y muchos chicos se estacionan junto al puesto de cafetal donde trabaja, en aquella universidad que lleva el nombre de un santo. A veces me la quedo mirando como si se me fuera la vida en ello. Cuando descansa la gente de Relaciones Públicas y Publicidad parece como si tuviera que convertirse en un pulpo. Tiene que preparar siete capuchinos y expresos a la vez (porque ellos sólo toman eso: capuchinos o expresos, aunque alguna chica puede pedir algún mocachino o algo así), calentar muchos triples y sándwiches de pollo, servir helados, preparar las cremas. Trabaja con un uniforme particular, por lo que una amiga no se equivoca al decir que siento especial atracción por las chicas que trabajan uniformadas en empleos que tienen que ver con la atención al cliente. De cualquier forma la veo trabajar y espero a que se desocupe un poco para poder abordarla y decirle: "Hola". La otra vez se despidió de mí dándome un beso en la boca. No fue precisamente en la boca, más bien fue uno de ésos besos que te dan las chicas en la comisura de los labios cuando les gustas de sobremanera y no pueden besarte en público. (Aunque no lo crean, sé lo que es eso, no poder besar a una chica en público, por muy variadas razones.) Lo que quiero decir es que por estos días me intriga el poder pasar horas enteras contemplándola trabajar y tratando de imaginar cómo será su vida privada. Lo triste que se debe sentir los fines de semana y las horas enteras que debe pasar en el micro camino a su casa, en Cieneguilla, leyendo el libro que le he prestado, de la autora a quien le debe su nombre.

miércoles, noviembre 21, 2007

Día 101, miércoles

Tal vez ya no lo recuerdes pero para mí sigue vigente como si estuviera pasando lentamente ante mis ojos. (Alguna vez dije que uno escribe sólo para recordar, pero ahora me doy cuenta que no es así, que uno escribe también para prolongar la agonía, cada segundo que pasa morimos un poco, lo que quiero decir es que escribir también puede ser aceptar aquel inefable destino: el de morir y olvidar.) Aquella noche supuestamente ya habíamos terminado, pero nos reunimos, no recuerdo bien por qué. Era sábado. Nos encontramos cerca a tu casa y caminamos por algunos parques donde me di cuenta que a pesar de todo -de la zona, de ser San Borja- había mucha vida nocturna. Tú caminabas de mi mano aunque en un principio lo dudaste un poco. Supongo que había cierta predispocisión en tus ojos, ya que no me fue difícil animarme y darte un beso. Pasamos por una calle donde habían puesto un escenario y tocaban Los Doltons. Nos confundimos entre la gente que cantaba canciones de la nueva ola y comían anticuchos y picarones que preparaban en pequeñas cocinas. En seguida el concierto terminó y todos se dispersaron un poco. Yo venía de trabajar, vestía una casaca roja y tenía mucho frío. Tú llevabas una casaca marrón y un jean cualquiera. Nos metimos en un pequeño restaurante que era una casa acondicionaba donde pasaban el especial del humor. Nos sentamos en una mesa y tú pediste una torta de chocolate. Yo no pedí nada porque no tenía dinero; te miraba. Tú me tomaste de la mano y me dijiste, como acusándome de algo terrible: "Querías terminar conmigo". Yo negué con la cabeza e intenté excusarme. Luego pensé: "Eres como un gato, nunca olvidas nada. Seguro que algún día te vas a vengar de mí". Y así pasó. Recuerdo que te interrogué sobre tu relación anterior. "Era mucho menor entonces, yo tenía 18 años, él venía en su carro y yo me escapa de casa. Tomábamos ron y hacíamos el amor en la Costa verde". ¿Cómo podía yo competir con eso? De igual forma todo eso ya no existe. Ha quedado atrás como el invierno.

martes, noviembre 20, 2007

Día 100, martes

Mataría por una máquina gorjeante.

lunes, noviembre 19, 2007

Día 99, lunes

Dices que te regodeas en tu propio vacío. -Le digo a la chica.- Pero es mentira, tienes amantes.

domingo, noviembre 18, 2007

Día 98, domingo

Me gusta la chica que hoy diagramó mis páginas en el diario, cuando habla parece como si se le entrecortara la voz.

sábado, noviembre 17, 2007

Día 97, sábado

Tuve un sueño en el que pasaban muchas cosas. Salía con un amigo a beber a su casa y tiraba su USB por la ventana. Luego ya no recordaba nada de esa reunión. Tenía que ir al penal de Lurigancho a hacer no sé qué cosas y era víctima de un motín. Luego insultaba a mi jefe diciéndole que yo escribía columnas mucho más interesantes que él, por lo que se iba en un taxi sin mí. Yo arrancaba un árbol de raíz y éste caía al piso. Era de noche. Era de día. Caminaba con un amigo por una calle en Surquillo donde nos encontrábamos con un edificio imposible de construír y mirábamos desde la ventana a una chica montando bicicleta. Mi amigo se quejaba, porque yo había tirado su USB por la ventana. Inventaba un personaje llamado Luis para poder justificar todas mis acciones. Al día siguiente mi mamá decía que alguien me llamaba por teléfono. Era Luis.

viernes, noviembre 16, 2007

Día 96, viernes

Ahora quiero quemarte un disco con canciones que me gustaría que escuches algún día. La primera sería Suzanne, de Leonard Cohen. La segunda y tercera: So long, marianne y Chelsea Hotel N°2, también de Cohen. Ésas creo que son las únicas canciones de Leonard Cohen que me gustan. Luego vienen canciones de Bob Dylan. Pues bien, yo te regalaría primero Jokerman, que es del disco Infidels. Luego, She belongs to me y Love minus zero/no limit, ambas del disco Bringing it all back home. I threw it all away, del Nashville Skyline. It ain´t me, babe y A hard rain´s a-gonna fall, pero las versiones en vivo del disco Live 1975. En un principio había pensado regalarte todo el disco Desire, de 1976, pero ahora que lo pienso, sólo te daría One more cup of coffee, que creo que es una canción que te puede gustar. Tal vez las revolvería un poco. No necesariamente las pondría en ése orden. Lamentablemente, no tengo tengo quemadora. Tampoco sé si te gusten esas canciones.

miércoles, noviembre 14, 2007

Día 94, miércoles

Definitivamente, no hay nada peor que te dejen, le digo a los amigos con los que me he encontrado de casualidad en un parque cuando saqué a pasear a mi perro, tú puedes terminar con alguien y seguir con tu vida. Pero si te dejan, digo, sosteniendo un vaso de plástico con cerveza que ellos me han invitado, entonces se te acaba el mundo. ¿Qué hubiera pasado con Hitler, Napoleon o Atila si no los hubieran abandonado? Lo que quiero decir es que a todos nos han dejado por lo menos una vez y nos hemos sentido abandonados otras mil. Creo que resulta trágico porque nos remonta al complejo de Edipo, que es lo que motiva la gran mayoría de nuestros actos en esta vida. Pero vamos, si uno abandona a alguien -sé que estoy siendo cruel- por lo general no pasa nada. El abandonado, en cambio, siente que se le cae el mundo. Porque lo han superado. Uno de mis amigos se ríe. Asiento con la cabeza y le doy otro sorbo al vaso de plástico que tengo en una de mis manos. "¿Por eso te has vestido de mujer?", pregunta otro amigo que está sentado bajo un poste de luz, sosteniendo la botella de cerveza de la que me han invitado. Por eso y porque me queda bárbaro, le digo.

martes, noviembre 13, 2007

Día 93, martes

El chico que estaba conversando con nosotros se fue en dirección al edificio, porque lo estaban llamando para que firmara la lista y algo que tenía que ver con su programa radial del viernes. Me quedé entonces solo con la chica que atiende en la cafetería. Ella se alejó un poco para preparar más crema, porque al parecer el capuchino con crema es lo que más piden en la cafetería. Viste un pantalón negro ajustado, un delantal, una camisa roja y un gorrito anacrónico que deja mucho qué desear. En seguida voltea y me sonríe, al tiempo que dirige toda su atención hacia mí. Hace un rato fue vergonzoso porque leyendo en voz alta el horóscopo en una revista, éste decía que iba a tener algo con una mujer mayor. Los que estaban con nosotros, el chico y una amiga, se echaron a reír. Yo aproveché entonces que estábamos solos para preguntarle: "¿Entonces lo del jueves queda?". "Claro, ¿por qué?", me preguntó. "No lo sé, pensé que a lo mejor ya no podías ir, que tal vez se te había presentado algún inconveniente". "Para nada", dijo la chica que atiende en la cafetería, que en realidad ya no es tan chica. "Si te he dicho que sí es porque sí puedo", dijo ella sonriendo. "Ah, ya", le dije. "Entonces está bien". Y estaba bien, en efecto. El patio se iluminó con un esporádico sol, obligándonos a todos a desabrigarnos un poco.

lunes, noviembre 12, 2007

Día 92, lunes

El gobierno del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, no sólo se preocupa de que el pueblo de la proclamada República Islámica se abstenga de películas "incedentes", todo tipo de drogas y alcohol, sino que también podrá castigar a todo ciudadano cuya vestimenta transgreda cierto tipo de normas. Los policías en Irán son todos unos Fashion Police.

domingo, noviembre 11, 2007

..........
Mi mamá ha comprado un papanoel que es capaz de quedarse de pie en la posición que uno quiera, como un enano vestido de rojo en estado catatónico. Yo le digo que aquella cosa me da miedo y recuerdo a un pequeño payaso que tenía mi abuela en su vestidor. Un día de niño me pegué tal susto con él que tuve que salir corriendo y llorando. Desde entonces no pude entrar a su cuarto sin tener especial cuidado al ver aquel horrible muñeco. El caso es que tengo la sensación que este papanoel va a empezar a caminar por toda la casa como si tal cosa, algo que en parte sucede, ya que en la mañana lo veo sentado en un sillón y al rato en posición de estar saliendo de la jardinera. Mi gata también le tiene tirria y quiere hacerlo pedazos con los dientes. Es por esto que salgo hoy día de mi casa a caminar por ahí sin ningún motivo aparente y termino viendo libros en una tienda de un centro comercial por departamentos. Ante mis ojos veo libros que me interesaría leer, como "Shangai baby", pero al rato me aburro y empiezo a pasear entre la gente. Todos son chicos y chicas nice de Lima, por lo que me dan ganas de ponerme a saltar como si tuviera resortes en los pies. Entonces me pongo a ver discos pensando, entre otras cosas, que los libros y los discos son sólo productos, en ¿por qué no me quieres?, una pregunta que no se la hago a nadie en particular y ni siquiera es una frase original mía, ya que la debo haber leído o escuchado en alguna otra parte. A mi costado una mujer, a la que no le veo la cara, coge un disco de Juanes sin siquiera observarlo o tocarlo previamente, como si se tratara, en efecto, de una cosa más en el supermercado.
Día 91, domingo

Ayer murió Norman Mailer y hoy me dieron el día libre.

viernes, noviembre 09, 2007

Día 89, viernes

He leído por estos días que los japoneses son los que menos hacen el amor en el mundo, lo que debe desilucionar un poco a los que somos adeptos a las niponas. Lo que me pregunto es que, si es cierto lo de los japoneses, por qué existe un kamasutra japonés con poses como: la lombriz de tierra que se fue al espacio sin decir ni adiós, la cucaracha zarrapastrosa, la urraca que hurtaba monedas y termino atracando bancos a mano armada, el pulpo que se comió las patas y después pidió ocho pensiones de invalidez, el pequeño saltamontes chiripitiflautico y su maestro manco, el lago del cisne sonrojado, la fría caverna inaccesible del monte Fujitsu, la minúscula nube del cielo que provoco la riada de los 500 años y, por supuesto, el orejon que se compro unos zapatos horrendos para desviar la atención de sus orejas y al salir de la zapateria escucho: mira el orejón, que zapatos tan horteras lleva.

jueves, noviembre 08, 2007

Día 88, jueves

Tuve un sueño de corte apocalíptico. La ciudad era azotada por mosquitos de dos metros que cuando hacían su aparición eran capaces de oscurecer el cielo por completo. Todo el mundo, cuando los veían llegar, corría a esconderse a sus automóviles o casas. Lo peligroso era que estos insectos gigantes tenían en la parte posterior un agijón capaz de perforar el concreto y el metal. No parecían amigables y no recuerdo haber prestado atención a las noticias en la radio o la televisión. Alguien dijo en mi sueño que el gobierno se refería a ellos como "los extraterrestres". Recuerdo haber preguntado "¿por qué a nuestro país?". Con el tiempo yo tomaba el coraje de salir a la calle y volver a casa con gente buscando refugio. Cuando llovió, los insectos gigantes parecieron desaparecer. Un día llegaron en su lugar unos perros Doberman con alas. Pero esos ya no se iban después de llover.

miércoles, noviembre 07, 2007

Día 87, miércoles

Pensaba escribir algo sobre lo bien que me siento de haber podido ver por fin el vídeo erótico de Hoang Thuy Linh. No sólo porque soy un enfermo sino porque, por esta gracia, la vida de la pobre -y no menos sexy- actriz vietnamita de 19 años ha visto su vida truncada (cancelaron la serie donde trabajaba, su novio se fugó del país y encima todo el mundo la vio calata) y los chicos que colgaron el vídeo terminaron en la cárcel. Pero resulta que algo me ha reventado más el cerebro. Yo pensaba que nada se podía igualar a "El principito", pero divagando en la red he conocido a Kioskerman. ¡Alguien me puede decir qué carajo le pasa a Kioskerman!

lunes, noviembre 05, 2007

Día 85, lunes

Hoy estaba pensando en cómo sería conocer a una chica igualita a Rei Ayanami, es decir, con el cabello azul y abudante y un cuerpo espectacular, pero reservada y depresiva, inteligente, producto de una mezcla entre la mamá de un chico y algo llamado Lilith. Lamentablemente, sé que si la conociera jamás me daría bola. Según una amiga, ya nada importa cuando estás enamorado de un dibujo animado.

domingo, noviembre 04, 2007

Komm, süsser tod

I know, I know I've let you down
I've been a fool to myself
I thought that I could live for no one else.
But now, through all the hurt and pain
It's time for me to respect
the ones you love mean more than anything.

So with sadness in my heart
I feel the best thing I could do
is end it all, and leave forever.
What's done is done, it feels so bad
What once was happy now is sad
I'll never love again, my world is ending.

I wish that I could turn back time
'Cuz now the guilt is all mine
Can't live without the trust from those you love.
I know we can't forget the past
You can't forget love and pride
Because of that, it's killing me inside.

It all returns to nothing
It all comes tumbling down, tumbling down, tumbling down
It all returns to nothing
I just keep letting me down, letting me down, letting me down

In my heart of hearts,
I know that I could never love again
I've lost everything
everything
everything that matters to me,
matters in this world.

I wish that I could turn back time
'Cuz now the guilt is all mine
Can't live without the trust from those you love.
I know we can't forget the past
You can't forget love and pride
Because of that, it's killing me inside.

It all returns to nothing
It all comes tumbling down, tumbling down, tumbling down
It all returns to nothing
I just keep letting me down, letting me down, letting me down
It all returns to nothing
It all comes tumbling down, tumbling down, tumbling down
It all returns to nothing
I just keep letting me down, letting me down, letting me down

Tumbling down, tumbling down, tumbling down
Letting me down, letting me down, letting me down
Tumbling down, tumbling down, tumbling down
Letting me down, letting me down, letting me down
Día 84, domingo

Cuando veo un grupo de chicas caminando por la calle, no puedo evitar preguntarme: ¿cuál de ellas tendrá orgasmos múltiples?

sábado, noviembre 03, 2007

Día 83, sábado

Uno hace y dice cosas de las cuales luego se puede arrepentir. Hay canciones que valdría la pena escuchar y escuchar una y otra vez. Recuerdo cuando nada de esto existía. ¿Acaso valdría la pena regresar?

jueves, noviembre 01, 2007

Día 81, jueves

Y si te despiertas cantando una canción que no has escuchado en años, si esta canción la estas cantando incluso en inglés, a pesar de que no sabes hablar en inglés, y si esta canción es además parte del soundtrack de una película que te ha influenciado considerablemente, sin duda alguna estás sufriendo de algo llamado teletapía.